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1. Prepará el lugar de trabajo
Antes de arrancar, asegurate de tener el área despejada y una escalera estable para llegar al techo. Revisá que la superficie esté limpia y que tengas todas las herramientas que vas a usar a mano.
2. Cortá la luz desde el disyuntor
Siempre que trabajes con electricidad, cortá la corriente desde el tablero eléctrico principal. No alcanza con apagar la llave, asegurate de que no haya tensión en los cables.
3. Marcá dónde va el soporte
Usá la base metálica de la lámpara como guía para marcar en el techo los puntos donde tenés que perforar. Esto te asegura que quede centrada y bien sujeta.
4. Hacé los agujeros
Con un taladro y una mecha adecuada para el material (hormigón, ladrillo, yeso), hacé los orificios en los puntos marcados.
5. Poné los tarugos
Insertá los tarugos correspondientes al tipo de techo. Usá tarugos plásticos para hormigón o molly si es yeso. Asegurate de que queden firmes.
6. Atornillá la base metálica
Colocá la pletina metálica y atornillala con tornillos adecuados. Verificá que no se mueva ni quede torcida, ya que eso afecta el resultado final.
7. Conectá los cables
Uní los cables de la lámpara con los del techo usando una regleta o bornera. Normalmente vas a encontrar fase (marrón o negro), neutro (azul) y tierra (verde/amarillo). Verificá que los empalmes estén firmes y bien aislados.
8. Colocá la luminaria
Enganchá o ajustá la lámpara a la base metálica. Algunos modelos llevan un gancho de seguridad o un sistema de encastre. Una vez montada, asegurate de que no tenga juego.
Consejos finales
- Si no estás seguro de la conexión o ves cables deteriorados, llamá a un electricista matriculado.
- No todas las lámparas vienen con puesta a tierra, pero si el cuerpo es metálico, es recomendable conectarla.
- Si la instalación está en baño o cocina, usá luminarias con IP44 o superior para evitar problemas por humedad.
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